24/1/10

TEORÍA DEL TALENTO

Ha caído en mis manos la Teoría de los Recursos de José Antonio Marina, en el que acuña el término TALENTO PARA VIVIR, haciendo referencia al conjunto de recursos básicos (capacidades de acción) y a la habilidad de ponerlos en marcha que posee un individuo, que le permiten desplegar todo su potencial, conseguir sus objetivos vitales y desarrollarse como un ser humano, sano y feliz, que me parece muy interesante y queremos compartirla.

En conclusión, cuanto mayor número de capacidades más talento se posee. Para aumentar este talento para vivir, y con ello, la probabilidad de ser feliz, hay una serie de recursos que deben desarrollarse. Los más destacados son los siguientes:

· Saber elegir las metas adecuadas y tener habilidades de solución de problemas. Las personas se mueven por objetivos, esto es en definitiva lo que nos motiva. No se puede vivir sin proyectos, éstos nos permiten avanzar y dar significado a la experiencia. Además, es frecuente encontrarnos conflictos y, tener una buena capacidad para resolverlos y no bloquearnos, nos va a facilitar la tarea.

· Soportar el esfuerzo y recuperarse de los fracasos y traumas. El alcance de muchas de las metas que nos proponemos requiere de un esfuerzo mantenido en el tiempo, y el ser capaces de sobreponernos ante las adversidades nos ayudará a no decaer.

· Valorar adecuadamente las cosas y disfrutar con las buenas. Saber diferenciar lo primordial de lo secundario y disfrutar de lo cotidiano, es una habilidad muy útil porque a veces perdemos gran cantidad de tiempo y esfuerzo dedicando nuestras energías a algo que realmente no es tan importante.

· Mantener lazos afectivos con los demás. El ser humano es por naturaleza sociable y necesita a los otros para lograr desarrollarse adecuadamente. Uno estará más adaptado y, por lo tanto, tendrá más oportunidades en la medida en que más habilidades interpersonales adquiera.

· Autonomía responsable. Permite tomar decisiones libremente siguiendo un criterio propio, sin dejarse influenciar por la situación o por los otros, siendo conscientes en cada momento de las consecuencias de nuestros actos

· Funciones intelectuales básicas, como poseer un pensamiento crítico, una buena memoria, la capacidad para fijar voluntariamente la atención, la capacidad de abstracción, de reflexión, de razonamiento, etc.

· Tono vital activo y tono hedónico positivo. Tener una actitud resuelta ante los problemas, un afán exploratorio, curioso y un modo de vivir productivo. Así como una preferencia por las emociones positivas frente a las negativas.

· Hábitos cognitivos adecuados. Tener una visión del mundo adecuada, realista y racional. Aquí quedaría englobado el conjunto de creencias básicas que se van formando a lo largo de todo el desarrollo. Es la manera de interpretar y construir la realidad, nuestros logros dependerán de lo coherentes, adaptadas y positivas que éstas sean.

· Hábitos afectivos. Son maneras estables de reaccionar emocionalmente a los estímulos y situaciones. Se trata de potenciar una serie de hábitos que favorecerían la vida como, por ejemplo, el sentimiento de seguridad básica o el optimismo.

· Hábitos operativos. Éstos facilitan modos de comportarse, podemos destacar los hábitos de autocontrol, que son los mecanismos psicológicos que permiten el comportamiento autónomo y los hábitos morales, que favorecen comportamientos determinados y que variarán dependiendo de los valores sociales establecidos en nuestro entorno.

Se tiene una concepción del talento como algo con lo que se nace. Si bien es cierto que algunas de las capacidades que planteamos son innatas, requieren además de un desarrollo y aprendizaje posteriores y, aquí, es donde la educación y la experiencia tienen un papel importante facilitando y potenciando dichas habilidades.

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